¿Cómo escribir un cuento? ¿Cuál es la mejor manera de redactar un relato? ¿Qué debemos hacer para contar una historia como profesionales? Estas preguntas no tienen una respuesta, sino muchas, porque cada persona dedicada a la creación literaria desarrolla su propio proceso. Considerando tal realidad, a continuación compartiré –en lugar de reglas– 10 consejos para escribir un cuento, desde mi experiencia siendo literato y editor de narrativa.

1. Espere una buena idea

Personalmente, pienso que redactar sin tener antes una buena idea es sólo práctica; un entrenamiento útil, sin duda, que ayuda a plasmar imágenes “al vuelo”, como cuando se describe una mosca en la pared, un ajetreado restaurante o un amanecer. 

No obstante, llegado el punto en que se ha practicado un montón bosquejando ese tipo de imágenes, es momento de abordar ideas con otro nivel de complejidad, cual Borges al meditar: “Quiero hacer un cuento sobre lo gris que sería la inmortalidad”; o igual que Rulfo al pensar: “Quiero exponer la angustia de alguien que lleva a su hijo a la espalda, en busca de atención médica”.

Una idea original puede llegar en un instante o demorarse mucho tiempo en venir a nosotros, pero en cualquier caso hay que estar atentos para anotarla en un cuaderno y posteriormente convertirla –quizá– en nuestro mejor relato.

2. Haga un proyecto de cuento

Al hacer el proyecto de un cuento, muchos inician determinando la extensión que su creación ha de tener, pero otros no. Por mi parte, considero que es el relato el que impondrá –por su densidad inherente– el número de páginas que lo conformará. 

Y si decidir el número de páginas no es lo más conveniente para comenzar a convertir una buena idea en un cuento, ¿cuál es el paso más recomendable para el arranque de un proyecto de esta naturaleza? En mi opinión, lo mejor en primera instancia es diseñar estos elementos: motivo, mensaje, concepto(s), personaje(s), escenario(s), narrador, argumento, trama y esquema.

3. Atienda a su motivo y mensaje

Al comenzar la creación de un cuento, el motivo emergerá si se hace la siguiente pregunta: ¿Qué deseo mostrar al mundo mediante este relato? Y las respuestas más comunes a un nivel profesional, son: un personaje específico, un diálogo sobre cierto tema, una escena impactante, un concepto (sociológico, psicológico, filosófico, artístico, científico, etc.), un sentimiento humano, o un mensaje considerado importante. 

10 consejos para escribir cuentos

Acerca de lo último, diré que emitir un mensaje es quizá el aliciente más universal de quienes hacen cuentos de un modo reflexivo, y si usted pretende seguir sus pasos le recomiendo anotar en el proyecto de su relato tal mensaje, en la forma de una sentencia breve. Por ejemplo, retomando el cuento aludido de Borges, su mensaje sería: “que la finitud es la causa del color o la belleza de la vida”.

4. Establezca sus conceptos

Un componente importante de los proyectos literarios es la conceptualización. Incluso la gente que escribe “por escribir”, se apoya en esa idea específica. Al final del día, todo despliegue narrativo pretende afirmar uno o varios conceptos; por ejemplo: la vitalidad, la belleza o la angustia. 

Siendo así las cosas, antes de emprender la redacción de un cuento le recomiendo anotar en su proyecto el concepto o los conceptos que quiere emitir, porque hacer esto ayuda a controlar el discurso y a no divagar al desplegarlo. 

Otros conceptos que pueden ser desarrollados mediante un relato, son: la libertad, el valor, la culpa, el virtuosismo, la locura, el fervor, la fuerza, el anhelo, la esperanza, el desenfreno, la venganza, el deber, la añoranza, el odio, la vergüenza, el amor, la amistad, el deseo, la diferencia, el aprendizaje, la experiencia, el sufrimiento, la soledad, el olvido, la felicidad, el desarraigo, etc.

5. Diseñe sus personajes

Los personajes son los elementos más importantes de un relato, pues la narración se enfoca en sus actos. Tales seres representan el porqué y el cómo de las acciones presentadas, y por ello diseñarlos con atención es algo que todas las personas que hacen creación literaria deben tener en cuenta.

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Un ejercicio que recomiendo a quienes van a escribir un cuento es explorar previamente los detalles de cada uno de sus personajes. ¿El protagonista tiene 24 años?, ¡anótelo en su proyecto! Y también cabe preguntar: ¿cómo usa la ropa?, ¿cuáles son sus gustos y preferencias?, ¿qué rasgos físicos le distinguen?, ¿de qué manera habla?, ¿cuál es su idiosincrasia o ideología?, ¿en qué contexto se desenvuelve?, ¿qué características psicológicas condicionan su conducta?, ¿cómo sustenta su vida?, ¿en qué tiempo y lugar se encuentra?, ¿cómo fue su pasado y qué desea del futuro?, ¿qué problema necesita resolver en el presente?, etc. 

Por otra parte, además de captar sus rasgos, algo fundamental que debe ser realizado al diseñar un personaje es su arco narrativo. Esto significa que como autores tenemos que saber en qué punto arrancará y en qué punto culminará su desarrollo, sea interno (psicológico) o externo (una secuencia de acciones a través del entorno).

Finalmente, realizados los perfiles de sus personajes y sus arcos narrativos, si su historia contendrá a más de uno, le recomiendo analizar en qué punto se cruzarían mejor sus caminos, para a partir de ello diseñar una trama fuerte e interesante.

6. Diseñe sus escenarios

Los escenarios en la literatura son esos fondos que ambientan las acciones presentadas, los cuales además aportan elementos que afectan a la narración. No es lo mismo que dos duelistas choquen espadas al límite de un abismo o en un desierto, y tampoco es igual que se batan dentro de un bosque mágico o en una nave que cruza los confines del espacio. ¡Cada escenario apuntado ofrece variables que podrían determinar el resultado de esa pelea en uno u otro sentido!

Asimismo, un escenario tiene la capacidad de decir mucho del perfil de un personaje. Por ejemplo, si un relato muestra a alguien en su cuarto, esa habitación debe tener elementos “que hablen” de su personalidad, como posters o fotografías, instrumentos musicales o equipo deportivo, libros de la escuela o poesía, ropa común o peculiar, etc. Además, las condiciones de tal espacio (si es grande o pequeño, si está ordenado o no, si es luminoso o sombrío, si por la ventana entran ruidos de vacas o de autos, entre otras posibilidades) proyectarán datos importantes acerca del contexto de esa persona específica.  

De tal manera, los escenarios exponen una gran cantidad de información sobre los gustos y el mundo de los personajes, y también afectan las acciones que aquéllos realizan, llegando a determinar el curso de los acontecimientos. Por dichos motivos, los escenarios son importantísimos basamentos del sentido, y es nuestro deber como cuentistas diseñarlos de las maneras más convenientes para nuestras historias.

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Y si usted ha escuchado contraargumentos de esto, los cuales recurren al hecho consistente en que hay obras magistrales –como Esperando a Godot– que parecen hacer bien poco en favor del diseño de escenarios, sólo erigiendo un seco árbol a modo de fondo, le diré que ese panorama fue perfectamente planeado y ejecutado por Beckett para enfatizar que el hombre se debate en torno a lo mismo interminablemente: darle un sentido a su efímera existencia.

7. Determine a su narrador

Determinar los detalles de su narrador es una labor necesaria antes de comenzar a escribir un cuento, porque ello le dará congruencia y además aportará belleza a su literatura. Hablo de precisar quién narra, cuándo narra, por qué narra y para quién narra. 

Atendiendo a la pregunta, ¿quién narra?, responder parece irrelevante pero no lo es, dado que hay muchas opciones posibles. Narro yo, el protagonista de los hechos, es una de ellas, pero también podría narrar un personaje que sólo es testigo de la historia, o una voz omnisciente y externa al mundo presentado, o una voz externa pero con percepción limitada, entre otras alternativas. 

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Respecto a la cuestión de ¿cuándo ocurre la narración?, contestar es vital. Ocurre en presente perfecto, al momento en que acontecen los hechos. Ocurre en pasado simple, un instante después de que los hechos ocurrieron. Ocurre un día después. Ocurre un mes después. Ocurre un año después, etc. Todas estas son posibilidades que debemos tomar en cuenta antes de plasmar la primera palabra, habiendo elegido una entre ellas. Incluso es posible narrar en futuro si llegamos a diseñar un argumento que justifique decir cosas como, mañana haré esto o en una semana pasará esto otro

En cuanto a las interrogantes ¿por qué narro? y ¿para quién narro?, tiene que responderlas con base en la respuesta a la pregunta ¿quién narra?, y si es el caso que narra un personaje que forma parte del mundo presentado, justifique por qué motivo narra y a quién va dirigida su narración; de otra manera podría hacer una historia incongruente o inconsistente.   

8. Conozca su argumento y elabore una trama

Hay personas que escriben una pila de hojas sin saber con precisión qué acaban de decir. Seguramente al proceder así intuyen lo que pretenden exponer, pero debido a su falta de planeación redactan más de lo que pueden controlar e incluso más de lo que les gustaría asentar. Para que no le ocurra lo mismo, le aconsejo que antes de comenzar se ocupe un momento capturando su argumento y su trama: elementos que sintetizan y organizan perfectamente la información. 

La definición general de argumento es esta: se trata de una serie de premisas que conducen de manera lógica hacia una conclusión. Ejemplificando con el cuento de Caperucita roja, el argumento es el siguiente: (premisa uno) Caperucita es enviada bosque adentro, hacia la casa de su abuelita; (premisa dos) Caperucita se distrae en su camino, recogiendo flores; (premisa tres) un lobo deduce sus planes, por lo cual se adelanta y devora a la abuelita, disfrazándose de la anciana para así esperar a Caperucita y atraparla desprevenida y comérsela también; (cuatro, conclusión) Caperucita llega a la casa de su abuelita y tiene su famoso diálogo con el lobo, hasta que aquél se abalanza sobre ella y la devora, como era su objetivo inicial. Asimismo, hay un argumento inherente en todas las historias de la literatura, y éste siempre representa un camino lógico y por lo tanto convincente.  

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Por su parte, como su nombre indica, la trama es el entrelazado, es decir, el modo en que tejemos los hilos de la historia, generando una imagen que, finalmente, es nuestro producto artístico. Dicho de una manera más simple, la trama representa el orden que le damos a las premisas y la conclusión, pues tales elementos no tienen que ir necesariamente del uno al dos, y posteriormente al tres y al cuatro; bien podemos arrancar con la conclusión para después pasar a las premisas tres, dos y uno, y también se puede elegir cualquier otro orden entre tales elementos. El entramado dependerá de la propia historia y lo que sea más conveniente para ella, pues, si tras analizarla descubrimos que lo mejor –lo más impactante, verosímil o hermoso– se encuentra en la fórmula 3-1-4-2, entonces ésa ha de ser la trama. 

Y, ¿qué pasa si el cuento que vamos a hacer tiene varias series de acontecimientos, desarrolladas paralelamente por distintos personajes? En tal situación, hay que determinar una trama principal y asignar a las otras el rol de tramas secundarias o subtramas; de este modo tendremos un eje de la narración (la trama principal), con el cual se entrelazarán los demás eventos (las subtramas). 

Nota: El número de premisas de los argumentos literarios es variable.

9. Haga un esquema de su cuento  

Imaginando que ya tiene su trama principal y sus subtramas, es el momento de organizar tales avances en un esquema de redacción, el cual consistirá en una serie de puntos que concentren, desde el inicio hasta el fin, la narración. 

No es problemático que su esquema tenga muchos puntos; de hecho, es importante que en él anote absolutamente todos los pasos que va a dar al escribir esa historia, pues así sabrá con exactitud qué camino va a recorrer, y podrá incluir –en momentos clave– detalles que refuercen sus conceptos y su mensaje, al igual que sorpresas o giros que harán más entretenido el cuento. 

Visto así, el esquema de un relato comprende un plan de despliegue del mismo, en el cual se intenta verter todo lo apuntado en su proyecto literario.   

10. Obtenga una corrección de estilo

Ser leídos y recibir corrección de estilo es igual de importante que haber escrito un relato, sobre todo si pretendemos publicar lo que hicimos. Esto no representa que seamos torpes o incapaces, sino lo contrario. 

Si queremos escribir de una manera profesional debemos tener en cuenta que la corrección de estilo es totalmente necesaria, pues aunque seamos excelentes redactando textos creativos y contemos con mucha experiencia, es inevitable que al ver repetidamente nuestro trabajo dejemos de percibir esas pequeñas faltas ortográficas que le ocurren hasta al mejor, siendo así como la mirada fresca de alguien especializado en revisión literaria ha de ser el factor que ayude a nuestros cuentos a alcanzar su máximo potencial y a brillar con toda su fuerza. 

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Por tal motivo, una vez que termine de escribir un cuento, obtenga una corrección profesional de estilo como la que brinda aion.mx (ver servicio). Al hacer esto recibirá su trabajo revisado y pulido, y además una versión del mismo con todas las modificaciones señaladas y con notas explicativas de la corrección realizada.

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